Libros para viajar
Marisa Negri
Primer Premio Categoría Sociedad
Delta de San Fernando, provincia de Buenos Aires
Libros para Viajar fue soñado como una maravillosa posibilidad de acercar a niños y jóvenes a la literatura en los largos viajes en lancha escolar que realizan a diario por los ríos y arroyos del Delta de San Fernando, provincia de Buenos Aires. Las lanchas escolares que recorren la zona insular son 46 y en ellas viajan alrededor de 2.000 alumnos, docentes y no docentes.
Esta iniciativa comenzó a hacerse realidad en 2012, con tan solo 4 cajas de cartón y libros donados por algunos vecinos y fue creciendo hasta alcanzar el funcionamiento en 10 lanchas escolares.
En cada lancha viaja un docente mediador que coordina la biblioteca y los diferentes talleres, como escritura de poemas, confección de muñecos de papel a partir de los personajes de un cuento, mandalas y recopilación de versos tradicionales. También se inauguró un cuaderno de préstamos y recomendaciones de los pequeños lectores.
Para este año se prevé la rotación de 20 cajas de libros entre las lanchas y la posibilidad de asociarnos con bibliotecas aledañas para extender el proyecto al delta de Tigre, Escobar, Campana, Zárate y Villa Paranacito (Entre Ríos).
Con respecto a la comunicación de la experiencia, se creó la página Programa Libros para Viajar en Facebook, con la intención de publicar allí dibujos, textos, fotografías y videos de los lectores.
La propuesta inicial tuvo que modificarse, ya que los chicos comenzaron a pedir libros para llevar a sus casas, entonces se anexó el cuaderno de préstamos en el que también se podían dejar mensajes acerca de lo leído.
Aunque el público más difícil de seducir aún son los jóvenes, tímidamente se van acercando a los libros, incluso a los que están destinados a niños pequeños, que suelen llamarles la atención por los dibujos y la brevedad de los textos. A veces, ante la insistencia de los que todavía no saben leer, comparten una breve lectura con ellos y, cuando llegan libros nuevos, suelen mirarlos de reojo.
En un medio rural, donde la mayoría de las familias no posee internet y algunas incluso no tienen luz eléctrica, las posibilidades de conocer otros mundos se limitan muchas veces al entorno escolar en el que las lecturas suelen quedar atrapadas en una funcionalidad didáctica.
La circulación de otras lecturas y otros modos de leer abre nuevos territorios posibles, integrando a la comunidad de la isla en el mundo, a la vez que le otorga identidad y pertenencia.